domingo, 26 de febrero de 2006

Prevención del suicidio

El suicidio es un problema que requiere una comprensión amplia. Hoy, esta columna analiza los signos que deja una persona con tendencia a matarse y lo que puede hacer su familia para evitarlo.
Sin contar con los síntomas inconscientes, como la tendencia a sufrir accidentes, a enfermarse, a usar tóxicos, a sufrir crónicamente, que son también formas solapadas de suicidio, existen cuatro indicadores para identificar a un potencial suicida.

La depresión crónica es la causa más frecuente del suicidio y se manifiesta como tendencia al misticismo, al fantaseo y al pensamiento recurrente sobre la otra vida y sobre el deseo de abandonar las actividades que solía hacer cuando no estaba deprimido. En estos casos, la familia debe procurar conversar, evitando que se quede solo. Se le puede hacer preguntas como: "¿tienes ideas negras?", o "¿estás pensando mucho en la muerte?".


Un segundo signo tiene que ver con el tipo de diálogo de las personas. Por lo general, hablan sobre cómo poner fin a sus vidas. Expresan: "No me importa si vivo o muero", "No quiero tener hijos porque si no ellos van a sufrir"...", "El mundo es una porquería". También nos dicen que la vida no tiene sentido y, sobre todo, manifiestan que no pidieron vivir. Muchas veces, las adolescentes suelen escribir en sus diarios lo que piensan hacer y dibujan calaveras o rostros horrendos y mortecinos, con manchas de sangre y miembros quebrados. También encontramos escritos sobre Satanás, el diablo y la inexistencia de Dios.

Un tercer signo tiene que ver con el aislamiento. Estos son los casos más peligrosos. Adoptan actitudes cínicas y falsas que impiden a la familia sospechar. Así, aparecen sonrientes con una alegría hipócrita. Incluso hacen bromas sobre los muertos, pero no bien pueden se encierran en sus cuartos y permanecen a oscuras. Exigen que no los molesten. Es común encontrar escritos donde afirman que no reconocen a sus padres y que sus familias no les importan.

Finalmente, un signo que marca el inicio del desapego a la vida es la pérdida de los deseos sexuales y del interés por el amor o cualquier situación de esa índole. Así, suelen dejar a su enamorada con la mayor indiferencia, como si hubieran perdido súbitamente los sentimientos. Aparecen como seres fríos de corazón y sin compasión. Pueden regalar sus ropas y abandonar estudios impunemente.


Hay que advertir a la familia contra la tendencia a la negación de ellos, pues muchos padres consideran que estos cambios de conducta en el hijo son simples rarezas sin importancia. Cuando la familia está alerta y atenta, no deja pasar estas manifestaciones y lleva de inmediato al pariente a una visita al especialista que lo suele recuperar rápidamente. Solo para terminar, les digo que aquel que intenta una vez un suicidio y falla en su intento es muy posible que lo vuelva a intentar si es que no tiene tratamiento adecuado en el acto.


Ivan everyday
Fuente
Extraido de la columna del Dr. Fernando maestre en Peru21.com

No hay comentarios.: