viernes, 7 de octubre de 2005

lavin: Date un lavin de cara


La prostitución y la pedofilia
Mientras en el Perú se discute, con más oportunismo político que interés real y con una pobreza de argumentos que hasta los analfabetos envidiarían, sobre qué hacer con los violadores de menores, en el mundo desarrollado, aquel en el que los defensores y panegiristas del libre mercado florecen a sus anchas, hay quienes presentan ideas novedosas, curiosas y, para ser francos, decididamente criminales. Sé que nuestros ideólogos locales podrían haberse anticipado a tan novedosas posturas, y seguramente lo hubieran hecho muy bien, pero esta vez se les escapó la tortuga y permitieron que un 'pensador' del primer mundo se les adelantara. Es una pena porque el tema nos concierne directamente y debería haber surgido de nosotros. En todo caso, y en beneficio de una sana y estimulante competencia, citamos al autor en cuestión para ver si los cerebros vernáculos afilan aun más su imaginación y se atreven a emitir genialidades que emulen u opaquen al osado autor español.
Debo confesar que lo que transcribo me ha dejado sin aliento, pues colijo que detrás de ese pensamiento enfermo se esconde la ideología de fondo de nuestro tiempo. El autor se llama Jorge Valín, es columnista de Libertad Digital de España, publica también en el diario El Mundo de España y opina lo siguiente sobre un tema cuya sola mención debería sobrecogernos y avergonzarnos: la prostitución infantil. Estas son sus palabras, disfrútelas, antes de vomitar, pues expresan la reserva moral de la especie humana: "Probablemente, la prostituta infantil no quiera serlo, pero a nadie le gusta trabajar (...) Al prohibirle su libre elección a trabajar y obligarla a estudiar, le estamos negando una fuente de financiación fundamental para ella y su familia. La prostituta infantil suele estar en países pobres donde apenas tiene alternativas. Su trabajo le permite sobrevivir, y no vivir mejor". También Jorge Valín tiene su audaz teoría sobre el turismo sexual: "Cuando el Estado lucha contra el negocio del turismo sexual por razones morales, lo único que está haciendo es ayudar a que la nación no obtenga el capital necesario para conseguir otras formas de producción en escenarios futuros. Algunos países pobres viven, por el momento, del turista sexual que a la vez alimentan otros sectores, como el de la hostelería, alimentación, ocio, etc. Si el Estado crea trabas a su principal 'ventaja comparativa', el turismo desaparecerá empobreciendo el resto de sectores y al país entero".
Este humanista ejemplar es miembro del Instituto Juan de Mariana, institución independiente, que lleva el nombre de un jesuita del siglo XVI, dedicada a la investigación de los asuntos públicos desde una óptica que no es difícil adivinar: neoliberalismo puro o anarco capitalismo, como creo que con justeza debería llamársele. Sus teorías no distan mucho de aquel famoso y dramático artículo escrito con irónica desesperación por el incomparable Jonatan Swift (autor de Gulliver) en el que proponía acabar con la pobreza y con el hambre comiéndose a los hijos de los pobres.
Quizá el señor Valín nos elogiaría si los próximos afiches de Promperu prescindieran de elementos tan gastados como Machu Picchu, el Señor de Sipan, o los caballitos de totora, y los suplantara por los tentadores glúteos de nuestros niñas y niñas que, al fin y al cabo, según el egregio pensador, son el mejor capital con que cuenta el país para superar su desesperante pobreza.
PPDD: Me solidarizo con las declaraciones del Sr. Giacosa.