lunes, 30 de marzo de 2009

La Promesa 9/12

De pronto entro una enfermera ya de edad, y nos dijo que alguien quería vernos (a los niños) y nos pedía que mostráramos nuestro ¿buen? comportamiento hacia él.

Y sin más ni más entró un señor que ya habíamos visto antes, ¡era un payaso!

La enfermera comenzó ha aplaudir y nos invitó a hacer lo mismo:

¡Vamos niños aplaudan! Y comenzó a cantar, hacer muecas y un sinnúmero de piruetas. Vestía un pantalón ancho de color azul, y una camisa amarilla con bolitas verdes.

Además tenia una vincha que decía: “Vivan los niños”. Mientras iba cantando nos entregaba un regalo y también golosinas. Nos hizo cantar hasta quedar totalmente afónicos. Fue muy gracioso.

Nuestros padres conversaban con Abigail que se había hecho amiga de Mamá.

Espero que te sanes pronto para que vuelvas a casa. ¿Te atienden bien acá?

Si, pero no entiendo aun porque estoy aquí.

¿Qué te duele? Le pregunte.

La cabeza, pero después ya no me acuerdo, no se porque.

Ya veras que te vas a sanar.

Eso me dicen los doctores.

Conversamos de nuestras cosas, de nuestros secretos. En la noche hay gente grita -me dijo asustado-. A veces son tan fuertes que nos despiertan.

Eso no va pasar contigo. Todos te extrañamos así que sánate pronto.

Miguel despídete de tu hermano que tiene que descansar. No, no puede ser… como me piden dejar de verlo, de tocarlo, de sentirlo Otro día vendrás a verlo.

No te vayas! mamá que no se vaya – replicó-

Mamá no quiero irme.

Mamá no quiero irme – dijo entre sollozos-

Renzo sujetaba a Miguel de las manos, llorando. Miguel también lloraba pidiendo a su Papá para no irse. Papá quiero quedarme!! Gritaba.

Miguel los médicos tienen que curarlo. Tenemos que irnos, así tu hermano estará mas rápido en casa.

Renzo tu hermano vendrá más seguido, de verdad.

La respuesta contundente de ambos era NO. No había razón para ellos, para ellos no existía la razón, solo los sentimientos, solo juntos se sentían completos, juntos la vida real, solo juntos la vida cobraba sentido, solo juntos.

Luego de un largo forcejeo los pudieron contener

Yo me quedaré contigo. El tiene que irse. ¿ok?

Renzo la miraba a los ojos sin contestarle, su pecho agitado por el llanto, su boca quiso hablar pero no pudo… solo un llanto agitado, casi ahogándose.

Gabriela se quedó con Renzo.

A pesar de todo Miguel estaba más tranquilo después de ver a su hermano, aunque estuviera enfermo pero igual le hizo bien verlo.

Han pasado cuatro días, sin dejar de verlo, y me pregunto porque no sale si él estaba bien; al menos cada vez que iba parecía de lo más normal. Bueno eso no dependía de mi.

Miguel contesta el teléfono - decía mi tía Gloria - .

Papá es para Ti.

domingo, 29 de marzo de 2009

La Promesa 8/12

¡Oye!- escuche – Ahí estaba, después de tanto tiempo, después de tantas noches, después de tantas lágrimas Recuerdo que me jure en silencio que no iba a llorar ¡Renzo! ¡Hermanito! Con las lágrimas que acariciaban mi rostro.

Lo abrace y lloré con él, como nunca antes lo había hecho me olvide por completo del juramento, me olvide de la frase “Los hombres no lloran”, solo lo abracé lo más que pude hacia mí, sentirlo, olerlo, acariciarle y hablarle fue lo mejor a que me a había pasado en tres semanas. Era como volver a nacer.

Solo atine a abrazarlo, un abrazo eterno de 1 minuto, un abrazo qe expresaba todo mi amor y cariño hacia mi hermano, todo lo que no pude decirle ni mostrarle en varias semanas estaban allí; todas esas noches solitarias, esos días de incertidumbre se fueron con ese abrazo.

Le pregunte que como estaba. Era la pregunta que debía de evitar, bien fue la respuesta. Nos mirábamos, sonreíamos aun nerviosos por la emoción.

¿No te habrás agarrado mi cama? Me preguntó.

No, le conteste. Te extrañe.

Yo también.

Ya no llores me dijo.

Ok. - silencio -

No sabia que decirle, no sabia como mirarle si con lástima, si con cólera, si con rencor, si con tristeza, si con amor... con amor.

¡Hasta que el vigilante te dejo entrar! - me dijo - (Miré a mis padres – entendí)

Sí, espero que me deje entrar más seguido (Mirándolos)

Te mandan saludos todo el barrio, siempre, me preguntan por ti.

jeje ¿siempre salen a jugar?

si siempre vamos, iba ir a la playa el domingo pero a mi no me dieron permiso. (silencio)

Sofea (Sofía) también te manda saludos (le dije riéndome aun con las lágrimas)

Mira Mamá ya empezó a fastidiarme - Protestó-. Todos reímos.

¿Quién es Sofía? Preguntó Gabriela un poco sonrojada ¡Te lo tenias guardado Renzo! le dijo

Renzo estaba muy avergonzado. Miguel me molesta porque con ella no me llevo bien, se defendió.

Ella se muere por ti – le dije carcajeándome.

Ya no molestes!

Hum.

Te presento a unos amigos - me dijo – Mirando hacia las demás camas,

hola,.., Hola,.., El es mi hermano Miguel les dijo.

El es Juan Carlos, el Beto, Gino, ella es la “china”.

Y ella es Abigail señalándome a una enfermera que atendía a los niños.

Hola.

Hola. En eso “La china” dijo: Renzo dice que eres su lorna. - en eso todos rieron –

Yo no sabia que decir. Solo atine a reírme con ellos.

Cuéntales con quien duermes en la noche cuando tienes miedo le dije.

Uhhh, uhhhhhh le decían todos.

Te me caíste Renzo, dijo Gino.

Eso fue hace tiempo.

Entonces sin darnos cuenta comenzamos a charlar, hacer bromas, hacer muecas, creo que era la sección que más bulla y alboroto hacia.

viernes, 27 de marzo de 2009

La Promesa 7/12

Levántate vamos a ver a tu hermano – ordenó su Mamá – él la miró perplejo.

Al fin iba a ver a su hermano, después de tanto pedir, de tanto llorar, de tanto soñar. Se levantó y cambio rápidamente y un millón de pensamientos invadieron su mente. Se preguntaba si Renzo sabía que el iba a ir, o que le diría al verlo; o talvez cual seria su reacción: ¿estaría amargo, resentido, triste, o alegre al verlo?

No importaba, lo importante es que lo iba a ver, tomando rápidamente el desayuno que su padre le había preparado, entonces iba sintiendo algo que nunca había sentido antes no sabría describirlo, pero más se acercaba al temor.

Todo el camino estuvo callado con la complicidad de los padres, pero cuando ya se estaban acercando, Gabriela le advirtió que hiciera todo lo posible por no poner triste a su hermano, dile que estas bien y que esperas que se recupere pronto – le dijo- él asintió la cabeza.

¿Mamá que tiene mi hermano? ¿Qué le duele?

Aun los médicos lo están revisando -le dijo-, le están haciendo exámenes para ver que tiene.

Sus manos sudaban, sus piernas temblaban y de pronto se lleno de temor al ver tan de cerca tan misterioso edificio.

Miguel sentía como se le salía el corazón apretó fuertemente ambas manos que lo sostenían a sus padres. Entraron.

Las paredes eran de color verde, las puertas blancas con un número identificador color azul el lugar era frío, desolador, de un corredor se escuchaban gritos incontenibles, cargados de una fuerza y dolor desconsolador.

¡A un lado es una emergencia! grito un doctor llevando en una camilla a una niña de aproximadamente 13 años de edad. Su padre solo atinó a taparle la vista para que no vea la sangre que brotaba incontenible de la boca de la niña.

Y una mujer corriendo y llorando desconsoladamente iba detrás de la camilla gritando ¡que no se muera doctor! ¡Que no se muera! ¡Por favor! ¡Mi hija! Era recién el primer piso, su hermano estaba en el séptimo.

El primer piso estaba ligeramente lleno debido a las emergencias, había un joven que se había cortado la mano como si hubiese querido suicidarse, otro tenía un corte en el rostro y estaba totalmente borracho e insultaba a todo el mundo por la lentitud de la atención. Después habían dos señoras discutiendo por cual de ellas llego primero a la ventanilla de atención, etc.

El apretó con más fuerza las manos de sus progenitores siendo correspondido. ¡Allí es! Señalaba Gabriela la habitación, como a 2 metros de distancia; habitación 708.

De pronto se detuvo y al borde del llanto dijo: Tengo miedo; ¿que tal si él no me quiere ver? No digas eso le dijo Augusto tu hermano te quiere ver ¿Ok? Ok.

Mi corazón se me iba a salir estaba dentro de la habitación pero no lograba ver a mi hermano, cada paso era una eternidad, mi cuerpo no podía aguantar tanta presión hasta creo que me empezó a faltar el aire.

jueves, 26 de marzo de 2009

La Promesa 6/12

Era de noche cuando llegaron a la Iglesia. Se escuchaba el sonido de las campanas que seducían a los Ángeles. Augusto hacia todo lo humanamente posible por guardar la emoción.

Acompañado de sus padres, Miguel por primera vez escuchó una Misa sin el más mínimo síntoma de aburrimiento, siguiendo cuidadosamente cada paso, cada detalle a cada instante, como si dependiera su vida de todo lo que ocurriera en la Misa.

Como si sabiendo todo lo que pasa allí, pudiera encontrar las respuestas que él necesitaba o como si pudiera remediar algo esa situación porque sentía un remordimiento inacabable, un sentimiento de culpa que muy pocas personas pudieran experimentar y también soportar, pero sobre todo porque no entendía lo que estaba sucediendo.

Gabriela no pudo más, por más que quiso, no pudo más, se le acabo la fuerza y se echó a llorar, de rabia, de pánico, de dolor... de todos los sentimiento que originan esas circunstancias.

Miró al inocente, lo abrazo fuertemente y ambos lloraron como si recién hubieran aprendido a llorar, como si nunca hubieran gastado una sola lagrima, talvez reservada para ese momento.

Augusto, los abrazo, los beso delicadamente, miró a la cruz con los ojos empapados, como buscando una respuesta, como buscando una solución, como esperando algo,... como pidiendo un milagro.

Augusto también lloró... después de todo era su Padre.

Al salir de la Iglesia – lo inevitable – ¿Papá que significa desahuciado? Parecía como si atravesaran una estaca en todo el corazón, o como si te cortaran la respiración. Así de rápido, así de frió, así de directo, así de crudo, talvez porque no tenia ni la más mínima idea de lo que significaba, talvez porque quería quitarse un peso de encima.

Los padres lo miraron, se miraron y... - silencio-

Ser desahuciado significa ser bendecido hijo mío. Es cuando una persona sabe que va morir entonces tiene todo el tiempo que le queda para hacer lo que no hizo, o para pedir perdón, para estar cerca de su familia y así morir feliz sabiendo que hizo lo que tenia o lo que quería hacer.

¿Papi y los médicos lo pueden curar?

No hijo.

¿Si los médicos no lo pueden curar y él se va a morir, entonces para que le hacen una Misa de Salud? Augusto lo mira y le dice: Porque para Dios nada es imposible. Porque para Dios nada es imposible, hijo.

jueves, 19 de marzo de 2009

La Promesa 5/12

Dios mío la casa era un desastre, un vacío, llena de soledad y de tristeza, lleno de misterio e incertidumbre, lleno de miedo y sobresaltos.

¡Mamá¡¡Mamá¡ la llamaba insistentemente, ignorando si ya había llegado o no.

Después un tranquilizador: ¿Si mi amor? Ya voy
¡Mamá no puedo dormir!
Ya voy
(Entra al cuarto y enciende la luz)
Se echa a mi costado me abraza y acaricia muy suave y delicadamente

- silencio -

Mamá ¿él me extraña?
Ella sorprendida responde – claro que sí -
Luego de un silencio prolongado - ¿Mamá tu me quieres?
Ella alarmada responde -¡Por supuesto que si mi amor!
Tu y tu hermano son las personas que más quiero en este mundo.

¿Lo quieres más a él que a mí?

¡Hijo! (Asombrada, confundida y después de un instante)
A los dos los quiero igual.
Ma. Si él me extraña ¿por qué no quiere verme?.
Claro que quiere verte, lo que pasa que para verte él tiene que sanar.
Dile que lo extraño y que lo quiero (al borde del llanto)
Si mi amor, yo le diré.

Estaba viendo el mar, escuchando el sabio consejo de las olas, y susurraba con el viento que llevaba mis deseos a los lugares más lejanos, miraba al sol ¡Podía mirar al Sol! Sin percibir ninguna molestia o daño hacia mis ojos.

El me enseñaba todos los lugares que había visto, durante toda su vida, (sí él me contó un secreto ¡El tenia vida!) la belleza era infinita y él se vanagloriaba de ser testigo de toda una vida, de su nacimiento y también de su ocaso.

Era un sueño.

Tía Gloria ¿qué significa desahuciado?

(Se lo escuche decir a Papá, estaba llorando. por eso no le pregunté)

Simplemente se estremeció, cambio unas mil veces de color su rostro, me miró como teniéndome piedad y me dijo algo que nunca olvidare.

Esa respuesta te la darán tus Padres.

Ve a tu cuarto - dijo -

Fue a la sala y lloró en silencio. La dulce tía Gloria lloró en silencio.

miércoles, 18 de marzo de 2009

La Promesa - 4/12

Al ver allí parado a mi Papá hablándome en silencio porque no le preste atención a lo que decía sino a su semblante que resumía y hablaba por si solo lo preocupado que estaba, mintiéndome diciendo que las cosas están bien y que mi hermano se recuperaría pronto; aunque él seguía hablando tratando de darme seguridad y tranquilidad no podía de dejar de pensar en mi hermano.

¡Como hubiera querido que esa fuera una gran mentira!

Mi Papá preparó el desayuno pues no había ido a dormir al hospital, él se turnaba con Mamá, yo no decía palabra alguna esperando más bien que él dijera algo.

Ya ha pasado una semana y Renzo aun no ha vuelto, en la mañana viene mi tía Gloria para cocinar por Mamá, que pasa todo el día en el hospital.

Tía ¿cuándo va ha regresar Renzo?
Pronto hijo, pronto.
Nos miramos a los ojos, ella siguió cocinando.
Yo fui a mi cuarto... fui a llorar.

¿Por qué?

¿Qué hizo?

¿Qué hice?

Hubiera dado todos lo que tenía para quien me pudiera responder esas tres simples preguntas.

Cuando llegó Papá de su trabajo le dije
¿Papi, puedo ir a ver a mi hermano?
No, eres muy pequeño.
Era la enésima vez que me decían lo mismo.
¡Quiero ir a verlo! -

Te he dicho que no- respondió irritado.

Fui llorando a mi cuarto, preguntándome que hice para no poder ver a mi hermano. Miraba su foto en la que estábamos juntos después de una marcha por el aniversario de nuestro colegio, se veía tan feliz, sonriendo, abrazados,..., juntos.

Ese día nos equivocamos de guantes sin darnos cuenta, él se llevó los derechos y yo los izquierdos.

Después de un momento llegó Papá.
Hijo¿ Qué haces?- me preguntó -
Nada. – le dije –

Me miró, acarició mi cabeza, acarició mi cabello y acarició mi tristeza. No vayas a pensar que soy malo por no dejarte ir a verlo (secándome las lagrimas).

Es que en ese lugar solo van los adultos.
- silencio -
¿Entonces por qué esta Renzo allí? - pregunte llorando y abrazándolo.
- silencio -

Al saber que no podía contestarme solo atinó a abrazarme muy fuerte y con sus ojos al borde de la explosión dijo: NO LO SÉ. NO LO SÉ.

Era la primera vez que mi Papá no sabia darme una respuesta. Era la primera vez que a mi Papá le oía decir NO LO SÉ.

La Promesa 3/12

Miraba a la pared de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo... miraba complacido, como diciendo: soy el mejor... en sus ojos se notaba orgullo, su sonrisa refinada y sutil, pero convincente así lo demostraba.

Miraba suavemente, lentamente disfrutando cada segundo, cada instante; era de baja estatura, joven, apuesto, siempre con su lapicero de oro, un regalo de graduación otorgado al mejor de la promoción.

Estaba inscrito sus iniciales E.C entre dos estrellas. De pronto miró al escritorio se dirigió a la pared y en la parte más alta coloco un último cuadro. Era su última especialización en Cuba.

El hospital lo había mandado a capacitarse por 3 meses y había obtenido el segundo mejor puesto. De pronto entra alguien a su consultorio le hace una pregunta y mueve la cabeza negándose la persona sale cierra la puerta. El siguió mirando la pared.

El desierto era infinito, y las grandes montañas en el horizonte le hacían saber que aun faltaba mucho por llegar.

Mientras vigilaba el sueño de su hermano miraba el paisaje por la ventana, entonces sintió como si el tiempo no existiera y por un instante el paisaje se mantuvo intacto, era como si sus ojos dejaran de transmitir las imágenes y evocaba la última que recordaba.

Era una especie de soledad compartida, como si por un instante el mundo te comprendiera; y tu alma solo reflejara paz.

Iluminaban las luces de la ciudad natal, esa del calor amigo, del saludo franco...

¡Despierta! ¡Ya llegamos!

Espera – aun confundido respondía

El tío Martín los había regresado sanos y salvos.

¡Mamá! ¡Papá! Abrazándolos y armando un gran alboroto y provocando la envidia de la gente. Papi fuimos a la playa y a mi tía se le cayó el sostén...
¿Ya se durmieron?

Los extrañe, no sabes cuanto –mientras una lágrima cae por su mejilla y sus manos tratan de ocultar semejante insolencia al machismo.

Se acerca y acaricia sus cabellos, los mira complacido, aliviado; como si ahora se sintiera completo, la parte que falta en su alma ya esta en su lugar.
Ya están con nosotros dice ella.
El asienta con la cabeza.
Asi sea.

Carcajadas y más carcajadas, mis padres corriendo detrás de Renzo que no se dejaba atrapar. El bosque era precioso, el cielo magnifico y el viento orgulloso.

Los evadía con agilidad e inteligencia ocultándose tras los árboles y riendo como nunca antes lo había hecho, se les veía tan felices, fui tras ellos... y entonces: ¡Nooooo! No podía correr tras ellos, por eso grite, de miedo porque me sentí tan solo.


Era un sueño. Más bien una pesadilla

¡Renzo!- lo llamé mientras giraba a verlo- ¿La cama vacía? Que raro él siempre es último en despertarse. Seguro pensaba que estábamos en la casa de mi tío Martín y se levantó a molestar a mis primos ¡qué tonto!

Cuándo miraba la cama vacía de mi hermano se apoderó de mí un extraño sentimiento de soledad y miedo que me hizo estremecer, porque se me vino a la mente un conjunto de pensamientos extraños y confusos, pero no le quitaba de vista, como si algo me impulsara o me atrajera más hacia esa cama... ¡como si alguien me llamara!.
Escuche pasos dirigirse a mi cuarto, entonces fingí estar dormido.
¿Miguel estas despierto? - Haciendo como si me recién me hubiera despertado-
¡Qué sueño¡. Sí Papi ¿dónde esta Renzo?

Anoche tu hermano se sintió un poco mal y tuvimos que llevarlo al medico, tu mamá esta con él en el hospital. pero tranquilo se va aponer bien. Mentia.

¿Hospital? - pensé - por primera vez en estos 11 años de mi vida escuche a mi Papá mencionar la palabra Hospital.

martes, 17 de marzo de 2009

La Promesa 2/12

Les hará bien estar solos le repetía Augusto, así se darán cuenta que de lo que tienen cuando lo pierdan– sabias palabras – además estarán juntos como siempre, ellos saben cuidarse, consolaba a la madre.

Augusto llevaba la procesión por dentro, no solo por sus hijos, sino también por su Papá que se encontraba delicado y por eso le harían una Misa.

Se divirtieron como nunca, comieron hasta saciarse, jugaron hasta morir, siempre juntos jugaban fulbito en la playa, corrían en el parque, en su barrio jugaban a las escondidas. Jamás el tiempo fue tan corto, y la alegría tan grande...

Uno, dos, tres,... cincuenta. ¿Qué raro? no hay nadie; pensaba Julián primogénito de Martín. Buscando a sus amigos cuando todos habían vuelto a casa para cenar.

Miguel y Renzo mirándose y sonriéndose de la maldad que habían hecho con su primo. Cuándo Julián regresó, Miguel pidió perdón y prometió jugar limpiamente y como muestra se ofreció a buscarlos a Renzo y al resto de sus primos (dentro de la casa). Uno, dos... cincuenta. ¡Allá voy!.

Aquella medianoche Miguel y Renzo se reían al recordar como después de casi 1 hora y media salió Julián de su escondite mientras estos se disponían a dormir; ¡jamás los había buscado!.

Iban a la playa con sus primos y algunos amigos de estos, jugaban con la arena, se tiraban barro, una pichanguita, etc. Martín les enseño a pescar (si perder el cordel mientras lo tiras es pescar), todos miraban y escuchaban atentamente a Martín los pasos para ser un “buen” pescador.

Aunque este solo se lucía con los niños y se jactaba ante ellos de ser uno de los mejores pescadores del lugar ni siquiera siendo pescador de oficio. Es muy fácil decía, cogen la madeja, en el cordel colocan el anzuelo, lo amarran muy fuerte con el nudo del cangrejo.

Después ponen la carnada y listo. A comer pescado. Luego de unas horas; un pescador, veterano él, se apiadó de ellos... más de Martín, y así como así, de pronto el cordel de Martín empezó a picar. Y uno tras otro el cordel de Martín picaba a cada momento siendo la admiración de los presentes (de los niños por supuesto).

Los ojos de Martín brillaban, e hizo un sin fin de agradecimientos en silencio, a aquel Solitario que lo había ayudado. Los niños pescaron un resfriado...

La suave piel diáfana era recorrida por el calor, el aliento,
la cómplice respiración,
los latidos sin fin del cómplice corazón,
que la atacaban sin cesar y sin tregua,
cayendo bajo el yugo de la pasión.

Esa pasión insana e irresistible
que nos convierte en nuestra antitesis.
Ese perfecto complemento
de nuestra rara naturaleza.
Naturaleza misteriosa como los sentimientos
esos sentimientos que guarda el corazón.

Dos corazones en la batalla
la batalla ha empezado
es cruda y hostil
bravía sin fin
como la mariposa contra el viento
un viento que alimenta el fuego
el fuego que arrasa los cuerpos
los cuerpos que recogen el sudor
… y también los sentimientos.


-silencio-
Tenia miedo
¿De que?- (sobresaltado)
De que no iba a ser lo mismo.
Por qué lo dices?. – totalmente desconcertado
No lo sé.
Aprovecha para hablar ya que ellos no están. -asustado

Pensaba que no ibas a estar en forma – soltando una carcajada y besándolo
como compadeciéndolo y también complaciéndolo -.

Las noches (y los días) no fueron tranquilos por dos semanas.

lunes, 16 de marzo de 2009

La promesa 1/12

En fin ... hace algunos años en mi entorno perdímos a alguien.. en ese tiempo se me hacia dificil o kizas no sabia como expresar mi dolor,entonces un día casi como jugando me puse a escribir, y salió esta historia "LA PROMESA".
No recuerdo la fecha exacta, aproximadamente en el año 2002.

Tengo ke decirles que solo publicare el intro,ya ke la historia completa .. solo esta en mi cabeza y desisti de plasmarla en palabras .. ya que resulta muy triste.
Luego kise reescribirla con otro titulo, otra historia ...+ positiva, aunke dudo ke lo hay logrado..pero eso talvez sea parte de otro post.

Gracias x acompañarme , gracias x dejarme compartir algo ke valoro mucho con ustedes...


INTRO

Tic, tic, tic... ese sonido ya me es conocido, ha estado tan cerca de mí que ya lo considero como mío, tan intimo, armoniosamente profundo y vacío, sin embargo es increíble como en un instante puedes recordar y desear tantas cosas, así comienza esta historia, así comienza este delirio y así...

Ja, ja, ja... no sigas Ja, ja, ja... no sigas ¡hey! ¡yaaaaaaa! Miguel noooooo Ja, ja, ja ¡Mamaaaaaá! dile a Miguel que no siga Ja, ja, ja.....

Miguel hace cosquillas a su pequeño hermano, este trata de defenderse pero Miguel es más grande pero no el más jodido. Sus padres los miran complacidos dan gracias por tener dos hijos sanos e inteligentes ellos son su vida, su esperanza,..., sus hijos.

Son las vacaciones del 97, el calor es generoso y la brisa es amiga, el cielo eterno y la alegría encendida. Los niños disfrutaban de unas merecidas vacaciones por su buen desempeño estudiantil el año anterior. Y ambos lo entendían así ya que aprovechaban al máximo su tiempo libre ya sea haciendo los quehaceres del hogar (que lógicamente, le ordenaban sus padres) y luego salir a jugar con sus amigos o ver televisión hasta tarde.

Siempre haciendo mil travesuras, sobre todo Renzo poniendo en más de una vez en apuros a sus padres: Mami ¿si el gato tiene siete vidas por qué...? Papí te acuerdas de la pelota que me regalaste... ¿te dije que el hermano de Carlos trabaja en un camión?

Miguel ese año entraba a la secundaria, mientras Renzo recién irá por su tercero de primaria; ambos eran excelentes alumnos. Augusto es Ingeniero y Gabriela es contadora y aunque ambos no tienen un trabajo estable se las arreglan para no pasar penas ni hambre.

Hace poco más de un año Augusto consiguió un trabajo que le permitió poner a sus hijos en un colegio particular, después de varios disgustos y muchas deudas (Nunca olvidará como la ¡¿Madre?! Directora del plantel le dijo al negarse a esperar una semana para pagar la mensualidad - para eso se crearon los colegios estatales- para aquellos que no pueden pagar un particular.

La casa era pequeña una sala, un comedor, dos dormitorios y un pequeño patio trasero. La puerta principal miraba al mar generoso y podías ver el atardecer como en ningún otro lugar sobre la faz de la Tierra, el momento donde los cuatro dioses convivían, y parecían perdonar tanta maldad, el cielo era un ejercito de nubes resplandecientes, el mar un espejo, la brisa una caricia y la Tierra un don. Una ilusión.

Desde la tarde las estrellas pedían permiso al Rey para no perderse un día tan bello; hasta la Luna no podía esperar tanto tiempo para pertenecer al Espectáculo de la Vanidad.

Las aves no querían dejar de volar; siempre en círculos, siempre juntas; como si supieran que si lo dejaran de hacer algo muy malo les fuese a pasar por eso sus alas no se rendían, y volaban con más ahínco como dando gracias con ese sacrificio a su Creador por descomunal belleza.

A los pequeños les gustaba particularmente ver el atardecer, lo esperaban religiosamente Todos los días desde que tuvieron razón de su existencia, siempre juntos, se miraban, sonreirán y volvían observar asombrados en silencio.

A Miguel le gustaba el momento en que el Sol besaba al mar y a Renzo le gustaba como el cielo azul se tornaba anaranjado, muy lentamente, muy suavemente, casi sin darse cuenta, seducida por la grandeza del Astro Rey. Para ellos el día se acababa cuando la luz del sol dejaba de brillar porque si observan con cuidado, aun cuando el sol ya no se veía en el horizonte seguía emanando su eterna luz, contaba Renzo a sus padres un día.

¡Adiós! ¡Los quiero mucho! ¡Cuídense! . Con lágrimas en los ojos se despedía Gabriela de sus hijos; Martín su cuñado, había invitado a los muchachos a pasar unos días en su casa en otra ciudad a tres horas de camino de la suya.