viernes, 27 de marzo de 2009

La Promesa 7/12

Levántate vamos a ver a tu hermano – ordenó su Mamá – él la miró perplejo.

Al fin iba a ver a su hermano, después de tanto pedir, de tanto llorar, de tanto soñar. Se levantó y cambio rápidamente y un millón de pensamientos invadieron su mente. Se preguntaba si Renzo sabía que el iba a ir, o que le diría al verlo; o talvez cual seria su reacción: ¿estaría amargo, resentido, triste, o alegre al verlo?

No importaba, lo importante es que lo iba a ver, tomando rápidamente el desayuno que su padre le había preparado, entonces iba sintiendo algo que nunca había sentido antes no sabría describirlo, pero más se acercaba al temor.

Todo el camino estuvo callado con la complicidad de los padres, pero cuando ya se estaban acercando, Gabriela le advirtió que hiciera todo lo posible por no poner triste a su hermano, dile que estas bien y que esperas que se recupere pronto – le dijo- él asintió la cabeza.

¿Mamá que tiene mi hermano? ¿Qué le duele?

Aun los médicos lo están revisando -le dijo-, le están haciendo exámenes para ver que tiene.

Sus manos sudaban, sus piernas temblaban y de pronto se lleno de temor al ver tan de cerca tan misterioso edificio.

Miguel sentía como se le salía el corazón apretó fuertemente ambas manos que lo sostenían a sus padres. Entraron.

Las paredes eran de color verde, las puertas blancas con un número identificador color azul el lugar era frío, desolador, de un corredor se escuchaban gritos incontenibles, cargados de una fuerza y dolor desconsolador.

¡A un lado es una emergencia! grito un doctor llevando en una camilla a una niña de aproximadamente 13 años de edad. Su padre solo atinó a taparle la vista para que no vea la sangre que brotaba incontenible de la boca de la niña.

Y una mujer corriendo y llorando desconsoladamente iba detrás de la camilla gritando ¡que no se muera doctor! ¡Que no se muera! ¡Por favor! ¡Mi hija! Era recién el primer piso, su hermano estaba en el séptimo.

El primer piso estaba ligeramente lleno debido a las emergencias, había un joven que se había cortado la mano como si hubiese querido suicidarse, otro tenía un corte en el rostro y estaba totalmente borracho e insultaba a todo el mundo por la lentitud de la atención. Después habían dos señoras discutiendo por cual de ellas llego primero a la ventanilla de atención, etc.

El apretó con más fuerza las manos de sus progenitores siendo correspondido. ¡Allí es! Señalaba Gabriela la habitación, como a 2 metros de distancia; habitación 708.

De pronto se detuvo y al borde del llanto dijo: Tengo miedo; ¿que tal si él no me quiere ver? No digas eso le dijo Augusto tu hermano te quiere ver ¿Ok? Ok.

Mi corazón se me iba a salir estaba dentro de la habitación pero no lograba ver a mi hermano, cada paso era una eternidad, mi cuerpo no podía aguantar tanta presión hasta creo que me empezó a faltar el aire.

No hay comentarios.: